viernes, septiembre 17, 2010

Sin sentido




Si pudiese elegir, preferiría no verte. No quiero volver a soportar tu desagradable aspecto, tus actos violentos, tus traiciones ni tus depravaciones. Detesto todo lo que se refiere a tí, estéticamente hablando, y el sentido de la vista se convierte en condena cuando estoy a tu lado.

Si pudiese elegir, preferiría no tener olfato. Tu olor natural, ese inquietante hedor corporal, hace imposible detenerse a tu lado. Un aroma que penetra hasta lo más profundo del ser, colándose a través de las fosas nasales, de un modo que casi puedes masticarlo; lo que sí que se puede sin ningún problema es degustarlo, y eso me recueda...

Que si alguna vez me dejan elegir, prefiero dejar de experimentar la sensación de saborear, pues tu sabor, entre salado y rancio, sólo puede evocar imágenes de tipos obesos de traje y corbata, amantes de la coprofagia, que han quedado para tomar una copita de pis, y lleva inexorablemente al vómito, lo cual es un alivio, pues un charco de bilis y restos extraños de basura ingerida, sabe bastante mejor que tú.

Y por supuesto, prefiero ser sordo a tener que oírte. Esos graznidos que producen a todo volumen tus cuerdas vocales me destroza los tímpanos y tortura mi cerebro. Pasar el día junto a un martillo neumático que no para de picar piedras es asistir al concierto de año nuevo de la filarmónica comparado con tus peroratas malsonantes e interminables, las cuales me producen ganas de golpear tu cuerpo hasta dejarlo sin vida...

Es una lástima que, evidentemente, prefiera no mancillar mis manos con el putrefacto tacto de tu piel.


No hay comentarios: