lunes, noviembre 01, 2010

EL PUEBLO DE LOS GARRULOS POST-MODERNOS


Detesto este lugar de veraneo, y a la fauna que atesta sus calles, especialmente de noche. Y no es sólo por los turistas que van (vamos) en período estival, no. Los autóctonos son mucho peores. Son simples cotillas y catetos de pueblo que, como de adolescentes han pasado veranos con guiris que les traían discos de moda, han crecido sintiéndose muy guays y muy cools, especialmente los que han pasado temporadas por ahí fuera, que son como los “cosmopolitas del pueblo”. Es realmente patético, visto desde fuera. Afortunadamente, mañana después de comer meteré mis maletas en el maletero y no volveré a pisar este apestoso y contaminado lugar. Creo que debe haber algo en el aire, o en el agua, es la explicación para que la gente sea especialmente imbécil por aquí... Además, parece ser que los que vienen de fuera, cuando pasan más tiempo de la cuenta en este lugar, empiezan a involucionar radicalmente... Sí, eso reafirma mi teoría, debe haber algo en el agua, y cuando nos bañamos en verano, nos afecta, y los que viven aquí se bañan mucho más, por eso son así...
  • Otra cerveza, por favor. - detesto al camarero, no porque sea extranjero, en absoluto, varias de mis personas más queridas son de muy lejos, pero joder podría molestarse al menos en aprender palabras básicas para desempeñar su profesión en un país hispano parlante: cerveza, vaso, hielo, perdona, gracias... En realidad, odio el puto garito al completo, y a toda la gente que hay en él, pero es lo único que he encontrado abierto a estas horas.
  • EEEEEEEEer, aaar, Beer? Ok.
Cretino, encima ha tardado un siglo en traérmela, y no está demasiado fría. Este menda se entretiene más en bailotear con paletas que pierden el culo por que les invite a chupitos un camarero que parlotea inglés (porque tampoco es su idioma, averigua de qué agujero de las antiguos territorios soviéticos es el menda), que en atender la barra. Si no quisiese beberme otra luego, le partiría el botellín en la puta cabeza. Quizá lo haga cuando me beba la última.

Me bebí la cerveza, en la barra, mirando con cara de malote al camarero. Me pedí la otra, su ineficacia al atenderme fue similar a la ocasión anterior, y me retiré a un sofá que se había quedado libre a bebérmela tranquilamente mientras observaba la fauna. Gente borracha que baila al ritmo de música lamentable, con alguno que otro que acude a menudo al servicio a empolvarse la nariz. Lo normal de cualquier garito, pero aquí hay un tufillo a gafapastismo cutre vomitivo. Los chicos casual y las chicas con sus vestiditos retro-cools, todos con sus flequillos y sus gafas de pasta reglamentarias, que no son conscientes de lo poco coordinados que resultan sus ebrios movimientos en esa especie de bailes con los que intentan demostrar que están todos en celo.

Me terminé la cerveza (one more time) y decidí que ya era suficiente. Llevaba toda la noche bebiendo, en varios sitios detestables, y estoy apunto de amanecer en el peor de todos. Paso. Así que me levanté, me acerqué a la barra, y al grito de “hijo de putaaaa” intenté agredir al camarero con el botellín vacío de Heineken. Por desgracia, mi borrachera estaba a un nivel superior a la suya, y si unimos eso al hecho de que el tipo va evidentemente enfarlopado, y tiene pinta de ir al gimnasio o practicar algún deporte a menudo, el resultado es obvio: interceptó ágilmente mi ataque, saltó por encima de la barra, me pateó en el estómago y me arrojó a una esquina llena de mierda y cristales rotos, junto al habitáculo del pésimo dj, para mi mayor humillación.

El mamón volvió a la barra, para seguir cortejando a un grupo de lerdas y presumir de paso de la paliza que me había propinado. Yo me quedé allí tirado, en aquel oscuro rincón, pensando en salir de allí de la manera más digna posible... En ese instante, las puertas del antro se abrieron violentamente, y entró un tipo alto, muy delgado, encapuchado, y no sabría daros más detalles de él, pues yo sólo veía a través de los huecos que había entre la cabina del dj y la barra, y claro, mi vista estaba fijada en la Smith&Wesson que portaba el recién llegado. Es curioso, no tengo ni puta idea de armas, pero tenía una réplica de juguete en mi adolescencia del mismo modelo, con la que me hice cientos de fotos en plan tipo duro, por lo que la reconocí al instante, con su brillante cañón y su elegante empuñadura. Fue directo a la barra y disparó a bocajarro al imbécil del camarero, que parecía ser su principal objetivo, pero este hombre estaba decidido a gastar allí todas sus balas, y llevaba muchas. El Dj se llevó acto seguido su ración de plomo, y de ahí, el objetivo pasó a ser la masa horrorizada. Desde mi privilegiada posición pude ver cómo decenas de balas alcanzaban a modernos con una aterradora banda sonora de gritos y disparos. El premio a la mejor escena fue sin duda al balazo en el ojo que recibió a través del cristal de sus gafas modernas una chica de atractivas piernas, de vestido corto y escote generoso, que cubrió con sus sesos el rostro de una de sus amigas. Los cadáveres se amontonan en el suelo, y hay sangre y restos de cráneos y sesos por todas partes. El cabrón tiene buena puntería, acierta a casi todos en la cabeza, espero que no le queden muchos cargadores, porque cada vez queda menos gente y puede verme en cualquier momento. Yo lo único que puedo hacer es cerrar los ojos, permanecer inerte y hacerme el muerto junto al cadáver del dj, que ahora que lo veo ahí tirado, tengo que decir que era sorprendentemente bajito, ¿habría comprado su ropa en la sección infantil del Zara? ¿Por qué pienso en eso ahora cuando en breves instantes me va a coser a tiros un demente y perderé la vida junto a la fauna urbana que más detesto?

Unas sirenas y unas luces, que hasta ahora siempre habían sido sinónimo de problemas, me hacían recobrar la esperanza de salir de allí. Abrí temeroso el ojo derecho, y pude ver al encapuchado salir corriendo a la calle volviendo a cargar la pistola. Tiros. Silencio. Deben haberlo matado. Miro a mi alrededor...algún superviviente en estado de shock, heridos retorciéndose de dolor y muchos cadáveres. No se cuanto habrá durado esto, a mí se me ha hecho eterno desde luego, pero no debe haber sido más de unos pocos minutos. Al cabrón le ha cundido, qué matanza. Es extraño, el caso es que lo único que siento ahora mismo es completa indiferencia, y no creo que eso sea bueno. Definitivamente, no pienso volver a pisar este pueblo.

martes, octubre 05, 2010

Lo que un caballero necesita



La zorra trotaba sobre mí. Sus curvas, sus gemidos, su piel canela, sus movimientos cada vez más rápidos y, sobre todo, su acento, me llevaron a uno de los orgasmos más salvajes jamás recordados. Se me estremece la piel, se contraen los músculos y un abundante chorro de esperma de mala calidad (ya sabes, drogas, alcohol, dieta rica en grasas...) es depositado en una bolsita de látex, para acabar en algún contenedor de basura algo más tarde. Qué mejor destino para mi infame material genético.

Es la primera vez que pago por follar. Por una parte, creo que ha sido una experiencia bastante grata. Por otra parte, creo que esto se debe a que he dado con una excelente profesional. A priori pensé que hacérmelo con una puta sería frío e incluso desagradable, pero la mulata ha cumplido de sobra todas las expectativas que se pueden tener de la estancia durante una hora junto a cualquier mujer: ha sido cariñosa y educada (tanto en la previa como en el cigarrillo post-coital), y a la hora de la verdad me ha hecho correrme como nadie. Todo ello sin tener que mostrar falso interés en la personalidad de alguien, a quien en el fondo detestas y únicamente deseas quitarle las bragas rápido y desaparecer una vez concluida la faena. Y por supuesto, es mucho más barato y tranquilo que una pareja estable. Me he pasado demasiado tiempo inmerso en un puto matrimonio estándar y ahora, que he sido bendecido con el abandono, recupero la libertad y me niego a perder más tiempo. Joder, cada vez que pienso en todo ese tiempo perdido viendo películas infumables, escuchando música moña y tediosa, dando aburridos paseos o comiendo en el restaurante de turno que eligiese "la señora", soy consciente de cómo he desperdiciado los mejores años de mi vida con aquella bruja. Nada que no cure un poco de alcohol. La noche es joven y mi amigo José me espera en el antro donde habitualmente jugamos al billar.

Llegué al lugar, me sentí enfermo al ver a los modernos y modernas de turno, que bailaban y tomaban copas, así que les dediqué una mirada de ira asesina y me dirigí hacia la zona del fondo, donde estaban las mesas, aprovechando para golpear con el hombro a dos o tres memos. Allí me esperaba mi colega, nos saludamos y me dijo que fuese preparando la mesa mientras él iba a la barra a pedir. Whisky, billar, chupito de tequila, porro, billar, whisky, cocaína, billar... La noche, pues, transcurría plácidamente. Estábamos terminando la tercera partida, planeando ir al servicio a empolvarnos la nariz antes de jugar la siguiente. En esta ocasión tenía todas las de perder, me quedan aún cuatro bolas (juego con lisas) y a José sólo la catorce y la negra. Es mejor que yo, siempre lo ha sido, pero también es más vicioso, por lo que su estado físico-mental hace que las partidas estén igualadas. Era su turno y la jugada es fácil: tiene la blanca bien colocada, así que meterá primero la catorce, luego la negra, y me tocará a mí pagar la próxima ronda. Además, se pondrá 2-1 en el global de la noche, y quien pierde el global se encarga de pillar la farlopa para el próximo día. José se agacha, apunta, inicia el movimiento de manos para transmitir a la bola por medio del taco la fuerza y dirección precisas...y las bolas que golpea son las de un muchacho que pasaba por detrás. Falló, metió la negra directamente, y aquel pub cool se convirtió en un saloon del viejo y lejano Oeste.

Os imaginaréis que pasó, José culpó al joven de su derrota y le rompió el taco en la espalda sin dejar tiempo para pedir disculpas. Lógicamente, los amigos del chico acudieron en su defensa y, aunque eran unos mierdas y ninguno de ellos aparentaba llegar ni siquiera a los veinticinco años, eran seis y nosotros dos, así que la pelea estuvo equilibrada. Hubo un poco de todo, con momentos estelares dignos de Hulk Hogan, André el Gigante o El Último Guerrero. Puñetazos, patadas, rodillazos, rotura de botellas en cabezas ajenas, rotura de los tacos de billar que quedaban sanos, rotura de sillas, mesas y cuadros...

En comisaría nos repartieron en dos celdas, cuatro y cuatro, y pasamos un buen rato charlando amigablemente. Fue sólo violencia, no hay que tener rencor. Y eso me hace reflexionar sobre que un acto de violencia injustificada, es mucho más disculpable, respetable y justificado que cualquier relación humana en la que el sexo tenga el más mínimo protagonismo, directa o indirectamente. Nada de eso importa, supongo que al amanecer (no debe quedar más de hora, hora y media) nos dejarán irnos. Estamos hablando de ir los ocho a desayunar a un bar cercano de la comisaría, han resultado ser chicos de puta madre y ya nos veremos en el bar para tomar unas cervezas y jugar unas partidas de billar o dardos.

En casa, vomité y  me tumbé en la cama a sabiendas de que no dormiría nada (demasiada cocaína). Alargo el brazo para encender el equipo de música de la mesita de noche, y empieza a sonar el Nola de los Down...Excelente. Descubro una sonrisa en mi boca, por primera vez en mucho tiempo. Qué fácil es alcanzar todo lo que un hombre necesita en la vida.

jueves, septiembre 30, 2010

Mass-Mierda


Atado de pies y manos al asiento de la máquina de tortura, empezaba a volverme loco de la impotencia, sobre todo cuando descubrí que mi cerebro empezaba a rendirse y a asimilar de buena gana la perforación múltiple intracraneal. Mis ojos ya no son ojos, son bocas con dientes ricos en sarro, que enguyen con ansia las dosis de mierda que prepara un homosexual con gafas de pasta. La vía de entrada al centro de control de mis defensas está abierta de par en par, y mi cuerpo se rinde al ver que no hay resistencia posible ante el tsunami de “información” fecal.

En cada una de las pantallas me hablaba un tipo diferente, manipulando mi mente, borrando mis principios, violando mi ideología y arrastrándome al consumismo de heces, para así mantener llenos sus bolsillos. Pero yo se que todos ellos son uno sólo, miembros de un gigante devorador de mentes, camuflado en diferentes apariencias, para tener acceso al mayor número de víctimas. Se autoproclaman representantes del ocio y de las diversas formas de pensar, para que nos confiemos e incluso lleguemos a tenerles cariño, así ni nos daremos cuenta cuando nuestras bocas oculares estén bloqueadas en posición de abierto, preparadas para la penetración. Una penetración que lleva irremediablemente a la lobotomía.

No puedo creerlo, ha llegado mi momento, estoy preparado para integrarme a la gran masa ciudadana; junto a aquellos viejos amigos que cayeron antes que yo, haciendo gala de una preocupante ignorancia y una escalofriante deslealtad, traicionando a los suyos para poder vivir de acuerdo a la modernidad políticamente correcta, o aquella vieja amiga cuyo exilio temporal la llevó a esclavizarse a los nuevos tiempos y unirse, de manera permanente, a las filas del ejército de analfabetos tecnológicos, modernos de diseño y maricas de playa.

No hay esperanza ni futuro. Seguiremos cayendo uno a uno, preparados para desayunar, comer y cenar las boñigas asadas cocinadas con esmero por los grandes chefs de los mass-media.

viernes, septiembre 24, 2010

Viaje de placer


Tras pasar una semana de viaje organizado en Los Ángeles, se me presentó la oportunidad de recorrer la Ruta 66 en Harley hasta Chicago, por mi cuenta, a solas, por un precio muy asequible. Es cierto que los yanquis siempre me han parecido detestables, y después de mi estancia en L.A., mucho más, pero hay ciertos iconos de los U.S.A. que quiero conocer, como la Ruta 66 y Chicago, la mítica ciudad de Al Capone, los rascacielos, el metro-ferrocarril... Joder, incluso me haría ilusión pasar por el barrio de Macaulay Culkin en Sólo en Casa, vaya mierda.

Así pues, alquilé una de esas bellezas mecánicas de dos ruedas, e inicié la marcha, con el típico grito de Born To Be Wild. Paisajes incomparables, la sensación del aire en la cara mientras pasan por la cabeza escenas de tantas y tantas películas... Albuquerque, Oklahoma, St. Louis... Esas cafeterías y estaciones de servicio en mitad de la nada... En definitiva, una experiencia inolvidable. Pero por desgracia, no es lo que más me marcará en mi viaje por los United States.

Un buen día, tras salir de Springfield (Illinois), pasé por la localidad de Williamsville, donde quería visitar The Old Station of the Route66, y de paso, poder dar un tranquilo paseo por un pequeño pueblecito estadounidense. Dicho y hecho, aparqué la máquina en una solitaria y pintoresca calle, con sus típicas casitas con jardín y comencé a hacer fotos como un poseso, con la firme intención de acabar el viaje con gigas y gigas de fotos y videos, ya que más adelante debía torturar a mis amigos ilustrando los relatos de mi viaje.

Mientras inmortalizaba la calle y a sus escasos transeúntes, una agradable anciana me solicitó educadamente ayuda para llevar hasta su casa una sorprendente cantidad de bolsas de la compra. Acepté, no sólo por ser el elegante caballero que soy, sino también (sobre todo) por la oportunidad de ver desde dentro un típico hogar del estado de Illinois.

El hogar de la señora estaba cerca, pero al ritmo de la octogenaria, tardamos unos minutos en llegar, en los que le dió tiempo a contarme que se llamaba Margaret, que tenía ochenta años, que vivía con su apuesto marido Paul, de ochenta y tres, un hombre de los que ya no quedan, y que tenía cuatro hijos y seis nietos, que vivían todos en Chicago. Al cruzarnos con unas adolescentes ligeras de ropa, torció el gesto y comenzó con un rancio discurso republicano: que si se ha perdido la decencia y la moralidad en este país, que si está todo lleno de negros, hispanos y musulmanes, que se estaban destruyendo los valores que habían hecho tan grande América... Y continuó así hasta la casa, muy típica, muy yanqui, muy hogareña y acogedora. Una vez dentro, me ofreció una Budweiser y me invitó a sentarme en el cómodo sofá del salón. En ese momento, apareció por la puerta el bueno de Paul, un tipo enjuto, de pelo canoso, con aspecto de que quedaba ya poca vida en él...si no fuera por el hecho de que me apuntaba con un rifle cuyos cañones me parecían grotescamente grandes. Me levanté asustado con la intención de salir de allí rápidamente, pero Paul me ordenó que me estuviese quieto, amenazando con apretar el gatillo y reventarme los sesos. La vieja radical comenzó a atarme, y ambos me gritaban que qué coño hacía un puerco extranjero, con barbas y chupa de cuero, en su pueblecito rebosante de paz. Decían que si estaba allí, era sin duda para robar y violar, y me llevaron hacia una caseta de madera que tenían en la parte trasera.

Son dos putos viejos, armados, pero lentos y torpes. Debería haber echado huevos al asunto e intentar escapar. Mejor morir de un tiro, que lo que empiezo a vislumbrar que me espera. Me han desnudado y atado a una mesa de madera, y me han metido un trapo sucio en la boca. Se me clavan astillas en el culo y la espalda, pero me preocupa más ver a Paul sacar de su armario de herramientas un hacha oxidada, y a Margaret traer de la cocina cuchillos y otros utensilios culinarios. Empecé a desear que el viejo perdiera la paciencia y me reventase el pecho de un tiro a bocajarro, pero no parece que vaya a tener esa suerte.

La bruja decrépita se sentó junto a mí, y empezó a hacerme cortes por todo el cuerpo, para luego aliñarlos delicadamente con aceite, vinagre, sal y pimienta. Toda una ensalada de sensaciones, para descubrir que a cada segundo que pasa puedes experimentar más dolor del que creías posible. Paul se acercó a la mesa, con el hacha en la mano, y me miró fijamente a los ojos mientras me recriminaba todo el daño que los comunistas habían hecho a la humanidad. Se acercó un poco más y me susurró al oído: “Hay que eliminar el mal de raíz, a los ladrones se les cortan las manos, a los violadores se les amputa la polla. Somos cirujanos, y extirpamos tumores de nuestra sociedad.”

La vieja seguía a lo suyo, el viejo me miraba en silencio, y yo intentaba despertar de lo que sin duda tenía que ser una pesadilla. Golpe seco, el hacha clavada en la mesa, y mi mano derecha ya no formaba parte de mí. En pleno frenesí mental, recordé a aquel tipo al que llaman Dios, y le cuestioné sobre la necesidad de aquello, y le comenté que hombre, que por lo menos podía hacerme perder el sentido y ahorrarme presenciar el sangriento espectáculo con mi cuerpo de protagonista. Pero no fue hasta perder el resto del brazo derecho y la mano izquierda cuando mi cerebro no pudo más, y mientras me desvanecía, me sentía aliviado, pronto desaparecería el humillante dolor...

Desperté un par de días después en un hospital. Estaba desorientado, asustado, dolorido, manco... Al parecer, justo cuando me iban a hacer la radical operación de cambio de sexo, al viejo le dió un infarto (lo mismo hasta se puso cachondo el hijo de puta, menos mal que su corazón no aguantó unos segundos más). La vieja me apuñaló y salió corriendo en busca de ayuda, y las asistencias sanitarias encontraron a Paul junto a lo que inicialmente parecía una impactante obra de arte moderno, pero que resultó ser lo que quedaba de mí. Pensé mucho en el hospital sobre lo sucedido (no tenía otra cosa que hacer), e intenté buscar alguna moraleja de todo aquello, pero me di cuenta que era un asunto fútil. Más me vale empezar a pensar cómo coño se vive sin manos. Y más me vale intentar no cagarme (literalmente) de miedo cada vez que veo a un octogenario.

viernes, septiembre 17, 2010

Sin sentido




Si pudiese elegir, preferiría no verte. No quiero volver a soportar tu desagradable aspecto, tus actos violentos, tus traiciones ni tus depravaciones. Detesto todo lo que se refiere a tí, estéticamente hablando, y el sentido de la vista se convierte en condena cuando estoy a tu lado.

Si pudiese elegir, preferiría no tener olfato. Tu olor natural, ese inquietante hedor corporal, hace imposible detenerse a tu lado. Un aroma que penetra hasta lo más profundo del ser, colándose a través de las fosas nasales, de un modo que casi puedes masticarlo; lo que sí que se puede sin ningún problema es degustarlo, y eso me recueda...

Que si alguna vez me dejan elegir, prefiero dejar de experimentar la sensación de saborear, pues tu sabor, entre salado y rancio, sólo puede evocar imágenes de tipos obesos de traje y corbata, amantes de la coprofagia, que han quedado para tomar una copita de pis, y lleva inexorablemente al vómito, lo cual es un alivio, pues un charco de bilis y restos extraños de basura ingerida, sabe bastante mejor que tú.

Y por supuesto, prefiero ser sordo a tener que oírte. Esos graznidos que producen a todo volumen tus cuerdas vocales me destroza los tímpanos y tortura mi cerebro. Pasar el día junto a un martillo neumático que no para de picar piedras es asistir al concierto de año nuevo de la filarmónica comparado con tus peroratas malsonantes e interminables, las cuales me producen ganas de golpear tu cuerpo hasta dejarlo sin vida...

Es una lástima que, evidentemente, prefiera no mancillar mis manos con el putrefacto tacto de tu piel.


sábado, septiembre 11, 2010

Historias laborales


A veces resulta imposible no sentir remordimientos. Admiro a las gentes que aprenden a vivir sin cargos de conciencia, y más en una profesión como esta, claro está. Yo no logro ignorar el mal infringido a los demás, y numerosos fantasmas me visitan a diario, emplazándome para reunirnos en el Infierno.

No elegí "currar" en esto, fue una mezcla de mala suerte y necesidad, así que no pude menos que agradecer la oportunidad de conseguir dinero fácil haciendo encargos para uno de los peces gordos de las mafias afincadas en la costa.

Los primeros trabajos, en los que ejercí de mero chófer armado, eran todo un chollo. Pocos días al mes y cobrando mejor que cualquiera de mi generación. La única pega era tener que ir armado por "lo que pueda pasar". Pero, como en todas las empresas, hay promoción interna, con la posibilidad de ganar más dinero, adquiriendo mayores responsabilidades... Y cualquiera dice NO al capo...

Por suerte, la morosa no se encontraba esta vez en su local. De haber estado presente, habría tenido que amordazarla y asustarla mientras le destrozo el negocio. O algo peor. Así pues, me pude centrar en robar y destrozar sin preocuparme por nadie. No entiendo cómo la gente recurre a estos "créditos" mafiosos, sabiendo las historias que circulan por ahí, y créanme, esas historias tienen más de realidad que de ficción.

Nunca olvidaré mi primer encargo desagradable. Una ex-putita del jefe había estado por ahí, zorreando con unos y con otros, entre ellos un pez gordo rival. Por desgracia, en este mundo no se puede tolerar esa falta de respeto. La chica lo pagaría caro. En cuanto vi el aspecto del animal que me acompañaría empecé a sentir nervios. El jefe me dijo: "no te preocupes, sólo tienes que llevar a Igor allí, ayudarle a entrar en el piso de la puta y a reducirla, del resto se encargará él".
El tal Igor era un mostrenco que, a pesar de que yo no soy en absoluto pequeño, me sacaba como dos cabezas. Su rostro repleto de cicatrices indicaba que había visto y vivido de todo. Su veteranía dejaba bien claro que era un grandísimo hijo de puta, uno de los tipos más duros que puedas encontrar. Si no, a estas alturas estaría muerto o en la cárcel, o habría muerto en la cárcel.
Los primeros minutos en casa de la zorra fueron completamente irreales, como un sueño o una película. Patada en la puerta, golpear a la chica, arrastrarla tirando de sus pelos, tirarla en la cama, atarla, amordazarla, y mandarle recuerdos del jefe. Lo que no vi fue mucho peor. Salí de la habitación, dejando a la mujer con Igor, que llevaba toda la tarde con una radiante sonrisa que me helaba la sangre. Esperé sentado en la cocina de la puta, intentando ausentarme, pero los golpes, los gritos, las súplicas, el llanto... Además, el hijo de puta de Igor se cebó, y pasaron allí dentro como dos horas. Maldito sádico. Cuando el gigantón salió de la habitación, me miró y me dijo alegremente que le diese unos minutos para limpiar su traje de sangre, no es cuestión de llamar la atención al salir. Me pregunto cómo es posible que ningún vecino haya llamado a la policía... Seguramente los vecinos sabrán de la vida de la chica y no quieren meterse en problemas. Mientras el psicópata estaba en el aseo, me asomé al dormitorio de la puta; el mayor error de mi vida. Verla tirada en el suelo sollozando, desnuda, con cortes en la cara y en los pechos, con sangre saliendo a borbotones de su boca y su coño, con un brazo roto, en una posición imposible... Pero sobre todo, su mirada, su mirada perdida, que sin embargo parecía que me miraba fijamente, interrogándome, acusándome, ¿por qué me habéis hecho esto? La respuesta para Igor es fácil: "POR PUTA", y todo me iría mejor si yo también pensase así. Por desgracia, no soy así y esos ojos me visitan todas las noches.

sábado, septiembre 04, 2010

Acción-Reacción-Reiteración

Erase una vez un puñado de euros, que llegaron al bolsillo de uno de los honrados siervos de MultiCorp, uno de los grupos empresariales más potentes del planeta. La macro-organización no puede permitirse perder las almas de sus lacayos, y para ello no es necesario ni un buen salario ni buenas condiciones laborales. El trabajador eficiente y fiel no es el trabajador contento, sino el que no tiene elección: “si no trabajas para nosotros serás apartado de la sociedad y morirás en soledad, tras una desdichada existencia”. Y créanme, esto no es una tarea complicada para las cuatro familias de accionistas que controlan los principales grupos inversores del planeta.

MultiCorp mueve la economía mundial a su antojo, mediante la estafa inmobiliaria, el tráfico de armas, el tráfico de personas, el genocidio justificado... Por supuesto, gente tan hábil no tiene problemas para decidir cuando llegan las crisis económicas, o cual será el techo de desempleo en esta ocasión. Todo lo que sea necesario para que su estatus y su orden mundial no se vean afectados por ningún factor imprevisto. Las etapas de esplendor de occidente, y sus intervalos de regresión, tienen algo en común, y es que siempre mandan los mismos.

Ve la tele, vive con miedo, permanece insatisfecho, sufre por necesidades ficticias, cuídate de mantener los buenos hábitos establecidos, llora por los muertos de guerras patrocinadas por quien te paga. Pero, sobre todo, COMPRA. El buen ciudadano consume. Compra tecnología, compra ocio, compra belleza, compra sexo, compra descendencia, compra la salvación eterna, compra la tranquilidad de conciencia. Y todo lo que compra es mentira, valorada en un puñado de papeles, la verdadera droga, mucho más peligrosa que la cocaína que es aspirada a través de ellos.

La televisión e internet son la Biblia. Nos muestran “la palabra” y el camino a seguir. Siéntete insatisfecho con tu vida, con tu cuerpo, con tu trabajo, con tu pareja, con el sexo, con tu entorno. Sólo así cuajará el mensaje que los sacerdotes de las ondas nos hacen llegar. Compra para ser “feliz” en tu escaso tiempo libre, para sentirte guapo, para conocer a tu pareja, casarte con ella, engañarla y divorciarte, para tener una dieta “light”... Hay demasiadas empresas tecnológicas, bufetes de abogados, clínicas de belleza, adelgazamiento y desintoxicación, tiendas de ropa, bancos... Hay que mantener a flote el organigrama, que sólo hay uno para todo nuestro sistema global. Y los que están en la cúspide son siempre los mismos. Ellos son nuestros pastores, nada nos falta.

El puñado de euros que MultiCorp ingresó en la cuenta bancaria (entidad propiedad de MultiCorp) encontró rápidamente una finalidad en la mente del ciudadano decente. La Empresa recomienda a sus empleados comprar sus acciones. Un valor seguro para garantizar su futuro y el de los suyos.

Ahora, nuestro feliz empleado pierde el apetito. Acaban de mostrar en los informativos la salvaje ejecución de un puñado de niños en África. Se levanta y tira por el retrete la sopa precocinada y distribuida por la filial alimenticia de MultiCorp. No hay quien coma tras semejante barbarie. Lo que ni sabe (ni se plantea) nuestro honrado protagonista es que tampoco dormirá, si descubre que los que le vendieron la sopa y las acciones son los mismos que fabrican y venden al mejor postor las armas que decoran las calles de las ciudades del mundo con sesos humanos. Pero eso no va a ocurrir. Nuestro héroe no está aleccionado para pensar o investigar. No va a cuestionarse nada que ponga en peligro su trabajo, su casa y su condición social. Su papel es y será, como lo fue siempre, trabajar y comprar... Sobre todo, comprar.

viernes, agosto 13, 2010

Formas entretenidas de pasar la tarde


Confieso que, inicialmente, sólo pretendía divertirme y amedrentar un ratito a algún semejante. Disfrutar de esa sensación de poder y supremacía macabra, como debieron sentirse los grandes asesinos de la historia. A pesar de todo, no pensaba llegar a mayores…

El collage de piel, órganos internos, huesos, sangre y fluidos varios sobre mi sala de estar me hizo preguntarme: “¿cómo cojones voy a limpiar todo esto?”. Además, odio limpiar. En tiempos pasados no me importaba, pero he llegado a la conclusión de que la limpieza de los cubículos de hormigón en los que nos hemos auto obligado a vivir no es más que otra de las herramientas de control de masas del sistema capitalista regentado por los poderosos del primer mundo. En todo caso, ahora mismo no hay otra que llenar el cubo de agua y coger la fregona.

Mientras limpio, reflexiono. La tarde ha sido mucho mejor de lo que, a priori, pensaba. Inicialmente, me centré en atar y asustar a la chica. Me encantó verla llorar, gritar y suplicar; pero cuando me animé a hacerle algunos cortes en las piernas, y ví la sangre brotar, perdí la cabeza y un deseo irresistible de dar la vuelta a su interior se apoderó de mí. Creo que me quedaré al menos con una mano de recuerdo…

NOTA MENTAL: La próxima víctima ha de ser un hombre. Si no, seguro que algún lerdo (o alguna lerda, que hoy en día si no se especifica continuamente el sexo del afectado, te consideran retrógrado) que haya “estudiado” periodismo o ciencias políticas lo podría calificar de violencia machista. Yo no mato por excitación ni sentimientos, yo mato por divertimento.

viernes, julio 30, 2010

Sonisphere 2010 UK (exorcismo mediante metal)

Sí, chicos y chicas del lugar, hoy es el día, esta tarde partimos rumbo Knebworth Park para asistir al Sonisphere 2010... Cierto es que la noticia de última hora de que los Municipal Waste han cancelado la gira europea por problemas familiares es una gran putada... pero voy a ver a Converge, Antrhax, Fear Factory, Slayer, Soulfly, Rammstein, Iron Maiden... Un montonazo de grupos cojonudos que me tienen que servir para descargar adrenalina y reventar cráneos de "posers" jejeje. Los últimos tiempos, tiempos de dolor, pérdidas, y recibir ataques indiscriminados de "putas y maricones", tienen que acabar este fin de semana. A partir de ahora, llega un nuevo tiempo, un tiempo en el que la oscuridad guiará mis pasos. Un tiempo en el que a todo cerdo le llegará su San Martín.

Tiempos de oscuridad, y nuevas esperanzas, el lado oscuro guía ahora mis pasos, y qué mejor modo de entrar en comunión con él que con este fin de fiesta que habrá el domingo en Knebworth.


Gracias a los que siempre me habéis apoyado, querido, y creído en mí, me tomaré unas cuantas birras a vuestra salud. A todos aquellos cerdos y cerdas que habéis intentado enterrarme en vida, casi lo conseguís, malandrines, pero no lo habéis hecho, y gracias a vosotros he aprendido unas lecciones muy valiosas. Nunca más creeré las mentiras de la luz, ni dejaré que induzca en mí falsas ilusiones. La única luz en la que se puede confiar es en la del fuego purificador, que algún día quemará vuestras almas, entre aromas a estupidez, ignorancia, egoísmo, vinilo y mierda.

domingo, julio 25, 2010

MUNICIPAL WASTE - Massive Aggressive

En 7 días estaré viendo a esta gente, y me voy a volver jodidamente loco...


We've all tried to sit and concentrate
It just boils you up with hate
Have you blown all your wishes just trying to resist it?
While all hope for forgiveness has been ripped up into pieces

Look back at all the lies they said
Pushing you closer to the red
Is all the daily intake
Pushing you far past the brink
The patience once held over
Has been quickly boiling over

You pushed us toward mass aggression
And there's no other way out
Can't deal with all the pressure
And we're gonna bring you down

Woke up today and saw the light
It's not something morally right
And now our only business is focused on all of this
No doctor's going to cure it
And being pissed is my therapist

You pushed us toward mass aggression
And there's no other way out
Can't deal with all the pressure
And we're gonna bring you down

No longer want to live with this pressure in my head
And pretty soon things are going to change
Frustration slowly builds and it's crushing all my will
Finally had the strength to rearrange

You pushed us toward mass aggression
And there's no other way out
Can't deal with all the pressure
And we're gonna bring you down

martes, julio 20, 2010

Viejos amigos

- Querido amigo, ¡cuánto tiempo sin verle! ¿Cómo le trata la vida? Espero que mínimo, como se merece, que ya es mucho.

- Me va a sonrojar usted, mi estimado compañero de viejas fatigas y viajes. Bueno, yo últimamente he tenido algunos problemillas, pero vamos tirando… Y oiga, ¿sigue conservando usted aquellas pertenencias, envidias de propios y extraños? ¿Sigue en particular conservando aquella maravilla, encontrada, según cuenta la leyenda, en una inesperada, preciosa y cálida noche de verano?

- Hehehe, viejo amigo, veo que guarda en su memoria aquellos relatos de mis aventuras, ¡igual que conservo yo sus escritos de sus locas peripecias por aquellas tierras bárbaras!

- Bueno, lo mío no tiene tanto mérito y al final, no coseché nada de aquellos esfuerzos. Pero dime, ¿la conservas? ¿Puedo verla? Algo así es lo que yo necesitaría para mi hogar y para los míos, y verla puede que me inspire. A cambio, le mostraré algo que he descubierto esta misma mañana, y creo que es algo tan increíble que cambiará la vida de cualquiera que lo experimente. ¿Qué dices? ¡Le dejaré que lo disfrute en primer lugar!.

- Pues con lo intrigado que me dejas, ¡no puedo rechazar la oferta! Y no se preocupe, la llevaré conmigo, es algo tan bello que siempre quise que lo viese. Le va a encantar.

Tan intrigado como me encontraba, y contento por ver a mi viejo amigo, me arreglé con mis más elegantes ropajes, y llevé puntualmente, con mimo, a mi tesoro a la cita. Cuando llegué al lugar en el que me había citado, pensé que debía haberse equivocado al darme alguna seña, pues allí sólo había un gigantesco parque que daba al mar por unos espectaculares acantilados. Pero cuando observé su silueta venir hacia nosotros desde unos árboles que había al final de un camino, me sentí aún más intrigado, ¿qué podía haber allí, tan a la vista de todo el mundo?

- ¡Os esperaba impaciente! A ti, querido amigo, y a esa belleza que traes, déjame verla.

Tras un rato de amigable charla, me dijo que había llegado el momento, pero que quería realmente sorprenderme y que lo viese directamente, nada de ir acercándome, que disfrutaría más. Excitado, accedí a que me colocase una venda en los ojos cuando nos acercábamos a los árboles. Le encomendé mi joya, y le dejé guiar mis pasos.

- Hemos llegado amigo, ahora, sólo tienes que dar un paso al frente, y quitarte la venda.

No hizo falta que me quitase la venda, salió volando durante la caída. Ahora, entre unas rocas que han dispuesto mi cuerpo de una forma muy creativa –deberían pensar seriamente exponer su obra vanguardista en algún museo de arte moderno-, sólo puedo mirar hacia arriba. No se dónde ni cómo estará mi cuello, pero prefiero no saberlo, esto sólo durará unos segundos. Lo suficiente para ver a mi querido amigo admirar extasiado mi tesoro. Desde luego, hay pocas cosas tan bonitas como la amistad.

viernes, julio 16, 2010


Está revolviéndose en tu interior, y te estremeces de miedo y dolor. Lo notas como sube desde la planta de los pies hasta la nuca, presionando tus órganos internos. Notas la punzada en la nuca, y sientes como si te estuviesen pellizcando un trocito de cerebro con unos alicates, unos alicates de hielo.

El paso del demonio de miedo y dolor por la nuca, hace despertar a la ira, y la masa que te destroza el interior sigue creciendo, desgarrándote por dentro. La ira hace recorrer por tu cuerpo un temblor, que ya no parará nunca, y notas a la bestia abriéndose paso hacia tu corazón, presionando tu garganta, dejándote sin respirar durante un tiempo que se te hace interminable.

Cuando vuelves a sentir el aire circular por la garganta y llegar a los pulmones, eres consciente de que ya no hay marcha atrás, pues el mal ha llegado hasta el corazón, que ahora es negro y se convulsiona con un ritmo frenético, sacudiéndote el cuerpo, la mente y el alma con cada latido. Sientes un fuego que te quema, te abrasa desde dentro hacia fuera, y es como si los ojos se te estuviesen derritiendo, mientras el cerebro, para suplir la falta de vista, emite en super 8 todas aquellas imágenes que más daño puedan hacerte. Para seguir despedazándote, de dentro, hacia fuera.

"El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento" o "Miedo, ira, agresividad, el lado oscuro ellos son. Si algún día rigen tu vida, para siempre tu destino dominarán"... Qué razón tenía el enano verde cabrón de las pelis, el lado oscuro se ha apoderado de mi vida y ya sólo queda sufrimiento...


viernes, julio 09, 2010

Down - Losing All

My brain distorts the pleasure,
No facts behind my eyes.
This pain I've come to treasure,
Being down has become my life

Don't know which one is real,
been kicked in the groin
I drown the way I feel,
thoughI will to go

Losing all

I'm lord of misery
I'm king of the hill
I'm a broken man of the world
in a state of

my wrists are slit,
I'm losing all.
gun at my head,
I'm losing all.
my bones are broken,
I'm losing all
last time I had,
I'm losing all

Losing all

jueves, julio 08, 2010

Oh my God!

Como he fracasado rotundamente en la vida, he decidido, como buen humano sin esperanzas, dedicar mi tiempo a alguna estupidez. No se me da bien nada que me atraiga, me guste, o me haga feliz, así que tengo que buscar alternativas.

Mi primera opción tras comprobar empíricamente que no sirvo para nada, fue entregar mi vida a Dios. ¡Oh sanna en el cielo! Nunca me ha atraído el abuso de menores, pero parece ser que el fenómeno vaticano proporciona entretenimiento a millones de personas en todo el mundo. Hay quien incluso va por gusto a misa… ¡todos los días! Pensémoslo bien, un tipo con lujosos ropajes que cuenta relatos de fantasía y transmite consignas reaccionarias, congrega en una plaza a más gente que cualquier banda de rock. Sólo hay que pillarle el rollo para disfrutarlo.

Tras meses de ejercer como el más devoto de los feligreses del barrio, me cansé del asunto. No encuentro la diversión a esto por ningún sitio. El párroco es un anciano desagradable, con olor a rancio y que, sin contar el ratito de la misa (que se ventila en diez minutos), el resto del día parece poseído por el mismo Satanás. Qué carácter, copón. Además, esta gente lo ve todo mal: masturbarse, emborracharse, maldecir, insultar a la derecha… (por el contrario, no parece molestarles cuando insulto gravemente a políticos que cojean de otro pie). Un día casi me expulsan de la iglesia por intentar meterle mano a una opusina del coro que me estaba poniendo palote… Una arrepentida confesión me salvó de tener que salir de allí cabizbajo, o esposado. Pero ya, lo de hoy no tiene nombre. ¿Pues no me dicen que la iglesia no ve con buenos ojos las drogas, y que no me puedo llevar hierba al encuentro con Susan (Su Santidad)? Si aquello es en plan festi…¿qué hago allí sin mi María? Por ahí si que no paso. Abandono, a partir de ahora, podéis vetarme la entrada a vuestro local, pues no es lo mío… Pensé en otras religiones, pero paso de mierdas para frikis…como eso del Karma o Buda… ¡Anda y que los follen a todos!

Engancharme al fútbol fue divertido al principio. Un buen día, me apunté a una de las muchas peñas que apoyan al equipo local, y a los pocos minutos ya tenía una considerable cogorza. Esta peña se lo monta bastante mejor que los beatillos meapilas de la iglesia, todo hay que decirlo. Compré mi camiseta, saqué mi abono para toda la temporada, y empecé a frecuentar el bar-sede de la peña. Pronto comprobé que el fútbol es lo peor del fútbol… De cada diez partidos, nueve son un coñazo insufrible, y el que hace diez, tiene unos minutillos de emoción, y acaba en bronca segura… Que eso es otra de las cosas que me tiene hasta las gónadas, ¿no pueden divertirse sin pelearse? Tras el último partido acabé en el hospital con múltiples contusiones. Parece ser que hinchada del equipo rival está compuesta por unos engendros infernales que quieren destruir nuestro modo de vida y todo aquello a lo que amamos, por lo que hay que arrasarlos, defenestrarlos, exterminarlos… No voy a negar que una batalla campal entre cientos de varones ebrios entre los quince y los cincuenta años tiene su encanto, pero las tertulias en el bar… Empiezan a cansarme también… Esta gente tiene menos seso que un caracol en salsa picante… El fútbol tampoco es lo mío. Tiene parte de la acción que necesito, pero no soporto relacionarme con esta gentuza. Seguiré buscando…

Mientras pensaba en qué malgastar mi tiempo, mis esfuerzos y mi dinero, pasé por la puerta de un gimnasio. ¿Será ésta la solución? Un lugar donde ir a machacarme para presumir luego de las muchas horas que paso allí y de la barbaridad de kilos que puedo levantar. Convertirme en un adicto a esta mierda me abrirá nuevas puertas hacia el egocentrismo social que marca tendencia. Seré un tipo hipermusculado, que llevará polos de marca ajustados y tendrá citas en pubs elegantes con zorritas de las que van al gym para hacer vida social.

Empecé decidido a machacarme el cuerpo, bajo la supervisión de una monitora de la que, aún hoy sigo dudando si nació hombre, o bien las hormonas estaban consiguiendo el proceso contrario. Hice infinidad de kilómetros en las cintas y en las bicis estáticas. Pesas, máquinas, más bici… Las agujetas no me dejaban vivir, y aquello empezó a darme náuseas. Lo que no pude soportar desde el primer día fue, sin duda, el hedor a humanidad. Por mucho que traten de ventilar y disimular, siempre está presente, en cualquier gimnasio. Penetra dentro de ti y te hace sentir violado en lo más profundo de tu ser, y eso me pone de mala hostia. Intenté canalizar esa mala hostia en poner más empeño en los ejercicios… Pero a pesar de las toallas, limpiezas, mantenimiento…a mí me daba la impresión de que todo allí estaba pegajoso, impregnado de una fina capa de sudor de cientos de capullos y lerdas; es algo superior a mis fuerzas y cada vez me produce más náuseas. Y para rematar este panorama, creo que todos estos musculitos son homosexuales reprimidos. Se admiran los músculos unos a otros y yo veo unos cruces miradas muy sospechosos entre levantamientos de pesas de unos y otros. Por no mencionar el detalle de que se miran el rabo descaradamente en las duchas… En fin, que es demasiado contacto para mí con estos seres vacíos y ultra-desarrollados. No puedo soportarlo, me voy a mi casa.

Por el camino me suben arcadas un par de veces. Me siento observado por todo el mundo, y desearía golpearlos hasta la muerte, a todos, desde los niños hasta los abuelos, pasando por adolescentes, gente de mediana edad… He entrado jadeando en el piso, cerrando con llave a mis espaldas, y he corrido hacia la nevera, en busca de la cerveza de emergencia, que llevaba allí meses, triste, abandonada, desde que empecé en el gimnasio. El primer sorbo a la rubia me tranquilizó bastante, puse música a todo volumen, lo cual consiguió incluso relajarme. Me senté en el sofá, encendí la tele e hice zapping, con el volumen quitado, disfrutando de la música. En ese momento, a punto de alcanzar el nirvana, pude ver el logotipo de las fuerzas armadas en un anuncio… Fuerzas armadas, ¿acceso a armas? Sí, acceso a armas. Fuerzas armadas… Y no tengo prisa, puedo prepararme años, sin precipitarme, hasta que llegue el momento… Acceso a armas… Ya tengo hobby nuevo. Spain wants me. Temblad.

miércoles, julio 07, 2010

Tras las montañas

He pasado todo este tiempo sacando fuerzas de la absurda y típica idea de: “tras las montañas estará el fértil valle, un plácido paraje donde ser feliz”. A decir verdad, notaba cierto pellizco en la parte posterior-izquierda del cráneo, que me decía: “no te fíes, piensa que todo este esfuerzo puede ser en balde, y que no te queden fuerzas para recuperarte”. Pero, como el buen cabezón que siempre fui, me negué a perder la esperanza, y escalaba los últimos metros con una sonrisa en la boca, preparándome para no volverme loco de alegría al ver el paraíso... Y allí estaba ahora, a quién sabe cuantos metros de altura contemplando lo mismo que dejé a mis espaldas cuando inicié la ruta, hace ya tantos años… Nada. Kilómetros y kilómetros de tierra semi-desértica, en todas direcciones… No llevo prismáticos, pero no se aprecia ni el más mínimo montículo en el horizonte. Un llano infinito que atravesar a solas, con la única compañía de las alimañas que suelen habitar en tan infames territorios. Y lo peor es no tener ninguna meta que alcanzar, algo a lo que agarrarse para seguir adelante…

No tiene sentido quedarse aquí a lamentarse. Es mejor lamentarse mientras se avanza. Ya escasean los víveres, pero hay para aguantar al menos un par de semanas. Y luego, algo se encontrará. Fueron muy generosos en aquel poblado, y nos dieron de todo. Incluso salí de allí con una gran bolsa de la hierba que cultivaban y una bonita pipa artesanal. Pero allí fue donde cayeron mis compañeros de viaje, y cada vez que hago una parada para descansar, comer y fumar, los recuerdos invaden mi mente y algo más se rompe dentro de mí. Algunas noches pienso que cómo se pueden seguir rompiendo cosas por ahí dentro, ya casi no debe quedar nada… Pero por lo que parece, sí que queda, y cada mañana, medio día y noche, el dolor vuelve a ser tan intenso como el primer día…

Comí un poco, lié un cigarrillo con el material del poblado y comencé a andar… Para andar me gusta más liar un cigarrillo. Para antes de dormir, junto a la hoguera, me relaja más la pipa. Sin ella, estoy seguro que no habría podido pegar ojo en los últimos meses. Mientras caminaba, decidí ausentarme. El camino era un llano interminable, triste, tétrico, mugriento, hediondo, pero sin obstáculo alguno, y sorprendentemente no hacía calor, así que mi mente estará en un buen bar, bebiendo una birra de importación con muchos grados, y escuchando buena música… Acompasé cada uno de mis pasos a mi imaginación, y un riff melancólico, pero con mucha distorsión, me marcó el camino a seguir. No tengo ningún sitio dónde llegar, pero allí me dirijo. La música me orientará hacia donde pueda encontrar el lugar más acogedor para beberme una cerveza helada. No tiene sentido pensar en otra cosa, ni plantearse otros objetivos ahora mismo. Sólo avanzar, sin mirar atrás. Let’s go.

domingo, julio 04, 2010

Brutal Weed

La cerveza está helada, la hierba bien seca, poco importa el resto llegados a este punto, la música empieza a atronar en el salón, y todos agitan la cabeza al ritmo del bombo. Gritos, empujones y vómitos, alguien ha meado en la urna que contiene el polvillo que dejó de souvenir tu abuelo, jamás debiste invitarnos a tu casa aprovechando el viaje de tus santos progenitores. Cuando lleguen y te encuentren tirado en el suelo entre manchas de sangre y vómitos conocerán el metal.

Vas para los cuarenta y vives bajo las faldas de mamá, que se jodan, tengo birra, hierba y metal.

El amor es un sentimiento tan bonito, nos queremos y todo es hermoso… Cumple las reglas o buscaré a otro, has de madurar pues el macho ha de proteger a la hembra, es la selección natural, si no cambias te patearé el culo en el nombre de Darwin. Y da igual lo cojonudo que seas, al final las mujeres siempre se cansan del metal, el consumismo y el egoísmo siempre pueden sobre ellas.

Vuelta a las pajas, no olerás más una raja, que se jodan, tengo birra, hierba y metal.

Tu jefe te mira raro porque intuye que adoras a Satanás, y ahora que habéis coincidido en el ascensor notas su miedo. El cerdo tiembla pensado como quitarte de en medio sin que se considere improcedente. Su olor delata que es un sodomita farlopero, pero su saldo bancario le garantiza respeto. Es el dueño de cuarenta y pico de tus horas semanales y has de estarle agradecido por ello.

Llenas los bolsillos de los poderosos a cambio de cuatro migajas, que se jodan, tengo birra, hierba y metal.

Tus amigos crecen y eres el último niñato. Unos disimulan la calva y otros lavan el coche los domingos, se construyen una casa en el campo y van a cenar de chaqueta y corbata. Ya no eres guay y no les pareces interesante, ahora ven cine independiente y series malolientes. Sus ideas son políticamente correctas y lo flipan con la selección, carne de presidio reciclada en ciudadanos útiles.

Ya no rompen cosas, ahora votan y colaboran con la parroquia, que se jodan, tengo birra hierba y metal.


sábado, julio 03, 2010

Down - Hail the Leaf

Brave River
I can't sail
Lone Feeling
That I might Fail
So I just, Smoke
Let me tread, Stoned

Sixth Hour
Fail to Rise
And I cower
In reality's eyes
So I just, Smoke
Let me tread, Stoned
(Smoke)
(Stoned)

I have fallen
Scattered away
Alone I'll Cry
Broken Shame
So I just, Smoke
Let me tread, Stoned

I can't feel you
You Can't breath
No more sadness
No More pain
Not what feeds your broken ways
No more sadness
No more Woe

domingo, junio 20, 2010

Tortura Fecal

Tras enseñarte lo que, para mí y unos cuantos más, venía a ser un paraíso en la tierra, decidiste expulsarme de él. Fui tan confiado y servicial que te enseñé el camino para volver a él siempre que quisieses, y te presenté a líderes tribales que harían tu estancia más agradable. Me ocupé y preocupé de que todo allí fuese perfecto para ti, y supliqué a esos líderes que mirasen por ti y te ayudasen en cuanto te hiciera falta… Quién iba a pensar que tramabas el destierro más humillante de la historia.

Cierto es que el miedo y la ira me llevaron al lado oscuro, pero fui capaz de recuperarme, levantarme, y volver a hacer todo lo que debía hacer. Es más, conseguí llegar a un nivel de fuerza y nobleza que pocos caballeros han alcanzado a lo largo y ancho del Universo. Pero también me volví confiado, y tuve fe en la bondad de las personas, y ese fue mi gran error. Aprendí que no debía hacerlo hace ya muchos años estelares, pero dentro del paraíso…no pensaba que hubiese lugar para la injusticia, los complots, la humillación…

Uno de esos días en los que nos reunimos, como tantas veces hemos hecho a lo largo y ancho de la galaxia, me indicaste que me acercara. Los últimos tiempos eran buenos y, según tus propias palabras, las señales que la naturaleza enviaba apuntaban claramente hacia el buen camino, hacia la felicidad y la cordura, así que me acerqué a ti con el corazón latiendo alegremente y los brazos abiertos. Encontrándome a unos escasos dos metros de ti, el suelo cedió bajo mis pies y me ví dentro de una extraña urna gigantesca, sin otra salida que ese agujero por el que había caído, completamente inalcanzable para mí. Allí dentro el hedor era insoportable, había poca luz, y se intuían insectos y alimañas arrastrándose a mi alrededor. Se oyó un ruido intenso, similar al de cien ascensores que abrieran sus puertas automáticas al mismo tiempo, y en uno de los reflejos propiciado por la escasa luz que entraba en la urna, descubrí de donde procedía. Se habían abierto compuertas por todo el perímetro de la urna, tras las cuales, aparecían amenazadoras salidas de una especie de tuberías. ¿Qué vais a hacerme? ¿Todavía queréis hundirme más? No puedo estar más abatido, no sigáis adelante por favor…

Arriba, en la trampilla por la cuál había caído, se distinguían tres siluetas. No cabía duda, eran mi protegida, que decía adiós con la mano, y los dos líderes tribales que reían a mandíbula batiente. Con un nuevo ruido descubrí qué saldría por esos conductos, y no era ni gas ni agua… Era, literalmente, mierda. ¿Me queréis ahogar con mierda? ¿Es que no tenéis suficiente con lo que habéis hecho? ¿No podéis despreciarme y punto? ¿También tenéis que acabar conmigo con la más cruel de las humillaciones? La trampilla se cerró, pero las risas seguían oyéndose con total claridad. Esas risas estarán ya siempre allí, han quedado grabadas a fuego en mi maltrecho cerebro, y no me quedan fuerzas para expulsarlas. La mierda me va llegando a la altura de la cintura, y la vida sigue pasando ante mis ojos. Puede resultar demasiado subjetivo, pero para mí esto ha sido la demostración irrefutable de que Dios no existe. No existe ni Dios, ni el karma, ni Buda, ni absolutamente nada elevado. Somos unos animales despiadados y carroñeros, sin alma ni nada puro en nuestro interior, y no dudaremos en despellejar a la persona que más nos ha querido en toda nuestra vida, aunque ni siquiera tengamos motivos reales para hacerlo…

La urna sigue llenándose de mierda y yo ya me veo próximo al fin de mis días. Ahogado en mierda, en la mierda que han estado recolectando para mí esos supuestos amigos de ese paraíso que tan bien me recibió siempre. Ahora lo veo claro, están en su línea, se están comportando como han hecho otras veces, sólo que ahora soy yo la víctima, y cuando fueron otros no fui consciente… De los jefes podía llegar a esperarlo, pero de ella… Pero ha ocurrido porque ella ya no es ella. ¿Qué te han hecho? Yo voy a morir, pero aún así, lo siento por ti, mi protegida, lo siento por ti porque te han engañado, estafado, manipulado y cambiado, y tú ni siquiera te has dado cuenta… En la oscuridad y entre las riadas de mierda cubriéndome, se aprecia un sonido de cristal agrietándose. ¿Será mi vida que se escapa de ésta cárcel de cristal que es mi cuerpo? ¿Seré por fin libre en la inmensidad del Universo? No, son cristales agrietándose de verdad. La enorme urna ha cedido a mis pies y, tras caer unos metros arrastrado por un río de mierda, he aparecido en un nuevo mundo. Son unas tierras yermas, vacías… Un paisaje roto, en el que no se ve nada en muchas millas a la redonda. No se hacia donde dirigirme, ni con qué intención, pero no me queda más remedio que ponerme en marcha. El humillante olor a mierda que me impregna hace que todo sea más difícil, pero supongo que es algo con lo que tendré que aprender a vivir.

¿Volveré? No lo se, pero nunca olvidaré…por si acaso.