miércoles, diciembre 31, 2008

Mi nueva civilización

Hace tiempo, mucho tiempo, pasaba la tarde alegremente junto a unos compis de juergas en un descampado apartado de casi cualquier civilización. Era un lugar acogedor: basura, un par de arbolitos y, nada más. Allí solíamos pasar muchas tardes/noches bebiendo, fumando, riendo... Buenos tiempos, sí señor. El caso es que, aquel día, me entró un apretón de esos con temblores y sudores fríos. Necesitaba urgentemente poner un huevo y, afortunadamente, uno de mis amiguetes llevaba un paquete de servilletas de papel en el maletero. Sin dudarlo, me refugié detrás de uno de los árboles y al agacharme y liberar mi ojete, salió una enorme plasta vacuna. Al levantarme y contemplar aquella aberración fecal, observé que había cagado sobre un paquete de pilas alcalinas y una masa informe de setas putrefactas. El conjunto era curioso y en cierto modo, bello. Mientras me subía los pantalones, miré al cielo y pasó una estrella fugaz y yo pensé, "Joder, que momento más mágico: estrellas, mierdas, pilas alcalinas..."

Al cabo de los años, tras preocupantes cambios en el orden mundial, en el nacional, en el regional, en el local y en el círculo de amistades y conocidos, volví a aquel lugar en busca de fumarme algo que me calmara mi instinto homicida. Me hice el canuto, me lo encendí, me bajé del coche, y paseando por el lugar, me fijé en el árbol donde cagué. Había como una extraña montañita verdosa en el preciso lugar de la deposición pero, no era ni mucho menos asqueroso. Tenía un color intenso y daba la sensación de estar llena de vida. Sin pensármelo dos veces, fui en busca de una caja y una pala, y me llevé a mi casa el montículo misterioso.

Tras unos tres cuartos de hora en busca de la vieja lupa de mi padre, regresé con el utensilio a la caja y quedé paralizado al echar el primer vistazo con aumentos. Unas...¿casitas? Sí, unas casitas, una pequeña plantanción de...¿¿¿¿HIERBA???? Granjas, huertas... Era un micromundo precioso y lleno de vida pero...¿donde estaban sus habitantes? Como no, tras un ratito de espionaje, los vi en la cantina de su micromundo.

El mundo surgido de mi mierda no era más que una aldeita. Estaba compuesta por unas 10 casitas, un bar, un par de salones de reunión, y el resto de estructuras y edificaciones estaban destinadas al autoabastecimiento. Eran el paraíso terrenal. Un micromundo de unos 25 habitantes donde todos son colegas, tienen todo lo que necesitan para vivir y lo pasan continuamente de puta madre. Una gran familia de amigos. El ideal que siempre tuve de una vida perfecta en cuya búsqueda en la vida a tamaño normal había fracasado. Me daban tanta envidia que pasaba el día observándolos. Cuando no estaba trabajando, estaba con ellos, y me encantaba su mundo. Los envidiaba con todas mis fuerzas.

Fue pasando el tiempo y mis días eran todos iguales. Del trabajo a la observación de "Mierdalandia" (es poco original, pero no se me ocurrió otro nombre), y de la observación al trabajo... Pero al final pasó lo que tenía que pasar. Los "mierdecitos" venían de mi y yo, por desgracia, soy humano. Y todos sabemos lo mezquino del ser humano. Algunos mierdecitos eran pasotas y sólo querían estar a su bola con sus colegas. Otros, eran envidiosos y empezaban a mirar con recelo a otros. Y por último, estaban los peores, aquellos que empezaron a discriminar a algunos de sus pocos compañeros de "especie" por auténticas chorradas. De su pequeño mundo, donde su unión era la única forma de mantener su envidiable modo de vida, decidieron que no querían llevarse bien con todo el mundo. Es algo lógico, siempre hay gente menos compatible entre sí, pero no se conformaron con pasar de aquellos a quienes no veían lo suficientemente populares para ser sus amigos, sino que perdieron con ellos la decencia y la misma educación. Una discriminación absurda, que no sólo consistió en ser un gilipollas con los chicos "no cools" de "Mierdalandia", sino que hicieron todo lo posible porque absolutamente todo el mundo les hiciera el vacío.

Se crearon dos grupos, uno de pasotas que cada cierto tiempo tenían momentos de profunda tristeza por el abandono injustificado sufrido, y otro de engreídos protomierdecitos que se creían mejores que sus "hermanos", sin serlo, por supuesto. Sólo hacían el ridículo, y crearon muchos más conflictos entre ellos mismos. Al final, empezaron a dividirse cada vez más y más, y decidí abandonarlos en el descampado donde los encontré. Ya no me gusta mirarlos. Han demostrado ser la misma mierda de siempre. Todo acaba siempre igual. Y generalmente, los principales culpables son pocas personas (suele ser habitual de una a tres). A todos los niveles, en todas las situaciones y circunstancias posibles y en todos los mundos posibles, siempre hay algún político, millonario, sacerdote, entrenador, jefe, amigo o chico popular que se empeña en destruir la armonía y crear complicaciones. Por eso me tomé mi venganza. No debí jugar a ser Dios pero, al fin y al cabo, ellos salieron de mi culo, y los principales culpables de la decadencia debían pagar por sus pecados. No iba a aplastarlos ni nada parecido, pero iban a arrepentirse de su actitud el resto de sus vidas.

Con ayuda de la lupa y unas pinzas de laboratorio "secuestré" de sus casas a Joe y a Cooly. Joe era el típico gilipollas que va de inteligente, intrépido, ocurrente, sexy, guay y superior. Se mola a sí mismo y, aunque hay que reconocerle que tenía más maña que el resto para multitud de tareas, no era demasiado inteligente. Ser hábil no te hace necesariamente inteligente, y este muchacho era hábil pero muy tonto. Y claro, por esto, se creía con derecho de criticar, insultar y despreciar a los demás. Lo cual nos lleva a Cooly, la tía más ridícula de Mierdalandia. Una chica feilla, con un cuerpo...del montón, pero que a base de chulear y zorrear a los chicos más populares del lugar, se convirtió en una de las más carismáticas. Se creía la abeja reina...sin saber que el 99% de los que le hacen la pelota a diario se ríen de su aspecto llamativo, retro y pseudo-sexy. Ellos dos son los primeros culpables de la decadencia y aunque sin ellos, su mundo seguirá jodido, merecen un castigo.
Así que, me llevé a Joe y a Cooly, los guardé en dos cajitas de cerilla, con micro-comida en abundancia, y los abandoné a aproximadamente 1 km de su mundo (no se a cuanto equivaldrá en su tamaño), y con 1 km de distancia entre sí. Si alguna vez encuentran a los de su especie, dudo mucho que su actitud vuelva a ser tan lamentable...

Triste y decepcionado, regresé a mi casa y me pregunté durante horas el por qué. ¿Por qué tenemos esa necesidad de discutir, pelearnos, criticar, discriminar, calumniar...? Es nuestra naturaleza. No merecemos la pena.

lunes, diciembre 15, 2008

Tragar / Cagar

Un día y otro, y otro, y otro, y otro... Redundancia cíclica copro-monótona. ¡Es un escándalo!

¡Traga marrones! ¡Traga idiotas! ¡Traga jefes! ¡Traga problemas! ¡Traga fachas! ¡Traga ineptos! Joder, ¿es que no ves que no tengo hambre? Da igual, te lo comes enterito. Eres un pringado, te chinchas. Tus sueños de libertad ahora son fantasías de fines de semana psicotrópicos. Tu realidad es tragar día tras día una enorme masa informe, una empalagosa mezcla de todas las cosas que siempre has odiado. Además, debes hacerlo siempre poniendo buena cara, con una hermosa sonrisa en la boca. Has de ser encantador, aunque quieras matarlos a todos... Si no, NUNCA SERÁS NADA EN LA VIDA (como decía el gran Don Pantuflo Zapatilla)

... Nunca lo seremos de todos modos ...

Menos mal que, tarde o temprano, todo se caga.

martes, diciembre 02, 2008

Pequeñas cosas

Estimados lectores fecales,

A menudo les hablo de esas “pequeñas cosas” que nos alegran la vida durante unos instantes o, al menos, entretienen un ratito. Hay numerosos ejemplos en todos los ámbitos de la vida: recibir un abrazo de la persona amada, arroparse bien en la cama en una fría noche de invierno, charlar sobre cualquier chorrada surrealista con los colegas, escuchar un buen disco, fumarse un leño...

En el mundo escatológico, como no podía ser de otro modo, también tenemos momentos de diversión absurda con los que esbozar una sonrisa, incluso en días pésimos. El olor a humo de los cuescos tras ingerir un buen plato de pisto, un enorme mojón que nos sorprende y nos hace sentirnos orgullosos de haberlo parido, la llamarada provocada al acercarse el mechero al ojete y peerse con violencia...

Sin duda, los momentos más divertidos suelen ser provocados por flatulencias, y los cuescos prisioneros son mis favoritos. Los cuescos prisioneros (que no mochileros, no es lo mismo) son aquellos que dejas atrapados bajo las sábanas (en una fría noche de invierno), en el ascensor, en el coche o en una habitación pequeña. Permanecen allí, conservando su capacidad apestosa durante minutos, incluso horas en los casos más meritorios. Alguna vez he soltado alguno justo antes de bajarme del coche y allí estaba esperándome al volver tras un par de horas, cual amigo fiel. Cierto es que cuando el prisionero no lo has hecho tú mismo, no reaccionamos tan bien. Precisamente por esto quería hablar sobre el tema.

Al entrar en un ascensor y esnifar gases de un conciudadano, la reacción habitual es cagarse en los muertos del autor. Sin embargo, si lo viésemos de otro modo, si valoramos el mérito de algo así, si lo tomamos como una interesante curiosidad química, o como algo que nos dará tema de conversación (“joder tronco, que peaco me he comido”), si nos solidarizamos con la criatura que pudo aliviar esa apremiante necesidad, aprenderíamos a ser más tolerantes los unos con los otros y el mundo sería un lugar mejor.

El “peo” es una reacción fisiológica, placentera y necesaria. No es, ni mucho menos, razón para avergonzarse. Juntos, deberíamos superar este prejuicio para así podernos fijar nuevas metas.

Así pues, os recomiendo encarecidamente que experimenteis con los “prisioneros”. Quizá, el prisionero bajo sábanas sea un buen modo de iniciarse en el tema.

Apestosos saludos para todos y, no lo olvidéis, un buen peo a tiempo ahorra muchos dolores de barriga.

Salud.

miércoles, noviembre 19, 2008

Idiotas, idioteces e imbecilidades (I)

Saludos estimados compañeros de la hez ilustrada. A veces, en determinados espacios temporales, no queda tiempo ni para pensar. Meditar sobre acontecimientos pasados, elucubrar sobre futuros posibles o fantasear con paranoias varias es una saludable práctica. Con esto, a parte de usar un poquito el cerebro, podemos aprender muchas cosas sobre nosotros mismos. En los tiempos que corren, esta actividad mental no conviene. Tenemos que pasarnos el día ocupados trabajando, estudiando, viajando, limpiando, comprando, en el gimnasio o con la cada vez más extensa y absurda industria del ocio (desde los patéticos centros comerciales hasta la bochornosa Wii) Cualquier cosa menos pensar. Esa es la consigna del mundo occidental y el precio de la sociedad del bienestar.

Pues bien, tras todo lo dicho, entro a explicar someramente el objeto de este tostón de post. Yo tampoco dispongo del tiempo deseable para dejar fluir los pensamientos y que el cerebro me guíe hacia cualquier situación imprevista. Sin embargo, gracias a mi vicio cannábico, consigo al día unos valiosos minutos de relajación y actividad neuronal. Cada noche, cojo los "aparejos fumetas" y me dirijo al cuarto de baño. Me siento en la taza y combino dos de mis aficiones. Me lío un canuto mientras hago la última "descarga" del día, y mientras tanto, voy dejando poco a poco la mente en blanco para, posteriormente, tumbarme en la cama, encenderme mi maca y dejarme llevar. De este modo, consigo abstraerme lo suficiente para disfrutar con mi propia paranoia desde que apago la chusta hasta que me duermo.

Ayer, mi mente funcionó rápido. El tema del día salió espontáneamente antes incluso de sentarme en la taza. Recordé las viejas listas de estúpidos sociales de los geniales Def Con Dos. La cantidad de gentuza que hay repartida por el mundo que con su sonrisa, su genialidad y su actitud "guay" son respetados, alabados y admirados por medios de comunicación y "gente de bien". Todo el mundo es imbécil. Es algo inherente a la condición humana. Yo soy imbécil, tú eres imbécil, ellos son imbéciles. En mayor o menor medida, todos tenemos nuestro toque idiota que nos lleva a meter la pata continuamente. ¿La manera de evitarlo? No existe, pero podemos ser menos capullos si conseguimos ser conscientes de nuestra enorme deficiencia mental. Pues bien, esta gentuza de la que hablo jamás se dará cuenta de esta cuestión, por lo que ganan el Gran Premio Idiota día tras día. Por eso les odio, y por eso he decidido imitar (en cierto modo) a los DCD y hablar de vez en cuando de alguno de estos gilipenes.

Y el primer premiado, el primero que apareció en mi mente, con una nítida imagen mientras un pequeño pero duro mojón se abría paso por mi ojete es...

FERNANDO SABATER
Este supuesto intelectual no es más que un deleznable hortera. Una especie de facha-progre. Un extraño ser incoherente, siempre acompañado de unas horrendas gafas y unos gestos amanerados que hacen las delicias de las amas de casa de clase media y media-alta. Es el típico palurdo que como no daba para mucho más, decidió hacerse filósofo. Pero como los filósofos no salen en la tele, fue metiéndose en varias polémicas e interviniendo en varios programas en los que defendía una cosa u otra según el día (o según el color de las giligafas que se pusiese, quien sabe)
Todo el mundo, menos él, faltaría más, vive en la ignorancia. Todo el mundo que no piense como él está equivocado, y aquellos desgraciados que no compartan su idea de Estado deberían estar en la cárcel... Semejante tipejo produce en mí una molesta urticaria cerebral. Me saca de quicio. Pero no todo en él iba a ser malo. El enorme volumen de su vomitiva boca me hace fantasear con cagarme en ella. Ver su boca llena de mi mierda. Contemplar ilusionado como quedan restos en sus gordos y feos labios, y guardarle las sobras en un tupper para más tarde.
Así pues, Fernando, ENHORABUENA. Eres el primer Capullo Oficial del Blog de Mierda. Sinceramente, espero poder cambiar, en un futuro no muy lejano, mi opinión sobre tí...pero no cuento con ello. Un fuerte abrazo y una hedionda mierda para usted.

NOTA MENTAL
Como he comentado en esta basura escrita, los humanos -en mayor o menor medida- somos imbéciles por naturaleza. Yo no escapo de ello (ni de coña) y ser consciente de ello me ayuda a mejorar en ciertos aspectos o, al menos, a no tomarme tan a pecho otros... Pero con eso no es suficiente. La autoconsciencia imbécil no es suficiente.
Si cada día que pasa consigo ser mejor es, sin duda, por obra y gracia de mi amada. Su apoyo, su inteligencia, su forma de ser, su cariño y sus consejos me aportan ciertas metas y pensamientos sin los cuales, probablemente, acabaría saliendo a la calle con la firme intención de defecar en la puerta del Gobierno Militar, estrellar el coche contra el ayuntamiento y torturar hasta la muerte al primer gafapasta cool que me cruzase. Hay que reconocer que son aficiones realmente tentadoras, pero probablemente me costarían la libertad, y es algo que no me puedo permitir. en estos momentos. SIN EL 279 NO SOY NADA. Por todo ello, quiero manifestar públicamente mi agradecimiento a la susodicha mujer perfecta y mi más enérgico rechazo a esas hordas de analfaidiotas que inundan las calles con su profunda estupidez, sin ser conscientes de ello. GRACIAS.

Gilichorrada

Es una chorrada, pero me he hartado de reír con este enlace de PHILIPS que me ha pasado el gran krx.

http://www.bodygroom.philips.com/es/

jueves, octubre 30, 2008

Videoclips

Vamos a cambiar un poco de tema... Hoy no me apetece transcribir los retortijones de mi cerebro... Sólo me apetece rokanró. Además, las dos canciones seleccionadas, sintetizan a la perfección todo lo que quiero decir en estos tiempos inciertos...

DEF CON DOS - Fin de siglo


MAMÁ LADILLA - Cosas Que Joden

miércoles, octubre 08, 2008

Fantasías...

A veces, en momentos de estrés, cierro los ojos y fantaseo con hermosas escenas que apaciguan mi apestosa alma.

Hoy, sin ir más lejos, en el curro, entre las ocurrencias de los jefes, las llamadas de los clientes y las chorradas de algunos compañeros, empezaba a sentirme agobiado. No problemo. He salido a la puerta, me he encendido un cigarro, y al cerrar los ojos mi cerebro empezó a crear una preciosista escena de acción. Un tsunami de mierda (diarreica) asolaba una localidad imaginaria, en la que residían todos los tocapelotas del mundo. Y yo, montado en un helicóptero (con un loro atronando FUCKING HOSTILE de Pantera), veía sus caras de asco y terror. Cómo vomitaban a la vez que se hundían en la mierda... Esas pequeñas cosas que le alegran a uno el día.

Otras veces es más fácil y basta ponerse el mp3 con alguna locura de Anal Cunt e imaginar cosas como la que viene a continuación, la cual ha colgado algún amable caballero en youtube.


miércoles, octubre 01, 2008

La hipotenusa al cuadrado...



Aquel remoto mes de Febrero quedó para siempre grabado en mi mente. Corría el año 1985 y, por diversos motivos, a cada cual más absurdo, tuve que pasar una temporada en casa de mi entrañable abuelita. La abuela Bernarda era la típica abuela española. Siempre vestida de negro, siempre atenta y cariñosa con sus nietos, una cocinera estupenda, y una malvada cotilla, siempre dispuesta a hundir moralmente a cualquier conocido del barrio que tuviese algún desliz.
El día 17 de Febrero de este año de obscena rima, en el que España contempló sorprendida al primer varón reconocido legalmente como mujer en el estado, volví tarde a casa de mi adorada abuela. Todo estaba a oscuras, mi abuela y mi hermano Goyo dormían, y yo llegaba a casa con una fumada que había provocado en mí la típica hambruna fumeta. Entré desesperado en la cocina y me puse hasta el culo. Mi abuela siempre tenía comida ya hecha, o bien en el frigorífico, o en platos tapados por un trapo, o por otro plato, o en envases para llevarle algo de papeo a la inútil de mi tía María Luisa. Así que me metí una servilleta en el cuello de la camiseta de Leño, y me puse a comer como un cerdo. Tras arrasar la cocina, estuve recogiendo un poco, y me extrañó ver en un hueco de la despensa en el que no me había fijado nunca una cantidad desproporcionada de colorantes, odorantes, edulcorantes, etc. Me pareció extraño, pero con el estómago lleno y la fumada que llevaba todavía, no tenía fuerzas ni ganas de pensar.

Unos días después, mientras escupía en la frente a mi hermano Goyo, noté que un ultra-nauseabundo olor salía de la cocina. Normalmente, nunca pasábamos las mañanas en casa. Entre semana estábamos en el instituto, y los fines de semana, festivos, y vacaciones, íbamos a la chabola que tenía mi tío el hippie en un pueblo naturista. Pero aquel día habíamos faltado a clases; fingimos estar muy afligidos por la muerte del poeta Salvador Espriu, y la pobre anciana que no se enteraba de nada, dijo que nos podíamos quedar en casa rezando.
Cuando el rostro de Goyito no admitía más babas, me asomé a la cocina. Aquel hedor no era normal. La puerta estaba cerrada, y había algo que impedía abrirla. Aterrado, pensé que le habría dado un ictus a la vieja y pateé la puerta. Fue un momento duro en mi vida. Sobre la mesa, en una postura imposible para una mujer tan mayor, se encontraba mi abuela, escuchando al gran Manolo Escobar, defecando toneladas y toneladas de mierda en la olla del cocido. Lloré, chillé, me meé encima... Me encontraba traumatizado, y la mujer rápidamente se tapó sus vergüenzas y se acercó para tranquilizarme. Me fumé cuatro porros, me bebí tres cervezas, y volví a la cocina. Necesitaba algún tipo de explicación.

Y vaya que si tenía explicación el escatológico asunto. Resulta que mi familia procede de una pequeña región al este de Francia, donde la coprofagia es un arte y casi una religión. Estuve estudiando sobre el tema y, sorprendentemente, había muchos personajes históricos destacados de aquella zona, y el índice de longevidad era elevadísimo. Mi abuela, como sabía que las nuevas generaciones no comprenderían esta saludable tradición, decidió aportar sus dotes de cocinera, y productos varios, para, no sólo camuflar el sabor a hez, sino para darle un sabor delicioso. Y empezamos a comer mierda de manera consciente. Poco a poco aprendí a camuflar menos el sabor, a saborear la auténtica mierda, y he de decir que mi vida empezó a mejorar drásticamente. Salud de hierro, saqué muy buenas notas tanto en el instituto como posteriormente en la carrera, y mi éxito profesional es indiscutible. Todo se lo debo a la mierda...y para colmo soy tan buen cliente de Pictolin que cada verano me regalan toallas de playa, palas, colchonetas...

domingo, agosto 17, 2008

martes, julio 22, 2008

EL PRODUCTO DEL AÑO

Tarde aburrida, perdiendo el tiempo delante del ordenador (cualquiera sale a la calle con cuarenta jodidos grados a la sombra), desarrollando teorías mentales, preparando coartadas para diversas muertes-asesinatos, ultimando los planes para quitar de en medio a unos cuantos indeseables... En definitiva, una tarde destinada a desaprovechar el poco tiempo libre que deja el curro... Pero de pronto, el corazón me dio un vuelco al hacerse eco de la enorme revelación que salía del televisor: ¡HemoClin!

Sin duda, el producto del año. Probablemente, en no mucho tiempo, los censores de la televisión española acabarán "modificando" el anuncio para que no pueda ofender a impresionables miembros del Opus Dei. Así que, intentad disfrutar de éste maravilloso "spot" antes de que le quiten su esencia. ¡Por fin un producto anti-hemorroides cuya publicidad repite una y otra vez la palabra ANAL! Con orgullo, como debe ser, el ojete es el ojete, el ano es el ano, y los picores anales son PICORES ANALES, basta de sufrir en silencio. Me alegro de este cambio a mejor en nuestras vidas, y os recomiendo encarecidamente que leáis el punto 4 de la demostración del uso del gran HemoClin.

Por último, quisiera hacer referencia al Dermovagisil, no sería justo dejar al enemigo de los picores vaginales fuera de éste homenaje a la publicidad sin complejos.

domingo, julio 20, 2008

Binaca, ahora flúor, antes caca



Hoy, tras una opípara comida, estaba lavándome los dientes, alabemos al señor, cuando me he dado cuenta del cambio que ha dado en la última década la pasta de dientes "BINACA". Recuerdo que de preadolescente, mi madre la compraba en la farmacia, y a parte de un sabor asqueroso, era de una textura mojonil que causaba estragos al esparcirse por toda la boca. En definitiva, sólo le faltaba ser de color marrón para ser una pasta dental con dos cojones. ¡La cantidad de divertidas arcadas que he disfrutado con Binaca! Pero, en éstos tiempos de mariconeo, en los que la metrosubnormalidad, la elegancia y los hombres con maquillaje han hecho tanto daño a la humanidad, los productos binaca ya nada tienen que ver con lo que eran. Ahora vienen en botecitos de diseños modernos y divertidos, al más puro estilo colgate. Y el contenido...más de lo mismo. Pastita blanca con rayitas rojas y azules (siempre me he preguntado por qué tienen esas rayitas de mierda las pastas de dientes), de tacto normal y regustillo refrescante. Un asco. Una traición a los principios del producto. A los actuales ejecutivos de la marca se les debería caer la cara de vergüenza...

Yo mientras tanto, seguiré buscando el producto más parecido a aquella antigua crema binaca, con la que gritaba todas las mañanas: "mamá, sabe a caca".

Saludos y cuídense de Txumari.

sábado, junio 14, 2008

ID

A la mierda, olviden todo lo anterior, váyanse al carajo y coman mierda.

The Gluten Jein

Buenos días estimados pendejos. Me levanté ésta mañana soleada, y mientras me fumaba algo en mi balcón, contemplé los efectos devastadores del paso del tiempo en mi barrio. Recuerdo aquellos días en los que mi familia se mudó a ésta ciudad que, por otra parte, me encanta, y nuestro edificio era el último en determinada dirección. Tras él, descampados que se llenaban a diario de pastores con sus ovejas. Mis vecinos eran imbéciles, por supuesto, pero al fin y al cabo, eran personas normales. Uno podía bajar a la calle a correr entre las ovejas y podía jugar a la pelota en cualquier parte. La gente se miraba con más tranquilidad y confianza, sin excesivos recelos infundados. Hoy en día, sólo veo edificios mire donde mire. Edificios y neoburgueses votantes del Pp andando con sus hijos con aires de grandeza. Las mujeres que antaño iban al supermercado con camisetas de propaganda y el pelo descuidado, hoy son rubias peliteñidas que visten con una "clase" que haría las delicias de la propia Esperanza Aguirre y se sujetan el bolso muy fuerte cuando pasas a su lado. ¡Qué ganado más lamentable! Su vida es un continuo bostezo, una flatulencia silenciosa pero increíblemente apestosa. Me conocen desde hace unos 20 años. Me ven de Lunes a Viernes con el impresentable aspecto de un merluzo de oficina seria y respetable. Pero aún así, todos los fines de semana custodiarán celosamente sus bolsos o sus carteras al pasar a mi lado. ¡El hombre de negro! ¡Un chorizo peligroso y drogadicto! ¡Satanás! ... Algo así deben pensar, o al menos es lo que deduzco por sus caras. Pero claro, entre ellos todo es amabilidad y buen-rollismo elegante. Y yo me regocijo por dentro, al imaginarme sus caras si supiesen lo que hacen sus hijos-lacoste, o cuando los veo pelearse con cajeras por un céntimo del cambio de un carro de la compra lleno de gilipolleces. Me enorgullezco al saber que no me aprueban. Me alegro de no ser como ellos. Me alegro de no ser como esos típicos gañanes, que han pasado en pocos años de ser garrulos en chándal, a garrulos encamisados. Y a éstos catetos se les nota a la legua. A parte de que suelen ser los más fachillas, su cara y la caída de la camisa sobre sus espaldas los delata. Aunque la mona se vista de seda... Eso sí, ya tendrán el visto bueno para entrar en el "Café Español", no como los descarriados que casi tenemos que suplicar que nos dejen comprar tabaco en la máquina del dichoso bar cuando no hay otra cosa abierta...

Antes fantaseaba con matarlos a todos. En sentarme en mi balcón, sacar un rifle de francotirador y darle a unos cuantos entre ceja y ceja. Lo que me diese tiempo mientras llegan las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado. Ver sus cadáveres esparcidos por el asfalto, frente a sus casas que no costaron demasiado dinero años ha, pero que ahora consideran lujosas residencias de un encantador barrio de esa llamada clase media-alta, la que menos clase tiene. Pero hoy en día prefiero mirarlos y ridiculizarlos. Me muestran el camino que NO debo seguir, y me animan a ser mejor que ellos en todos los sentidos (lo cual no es muy difícil).

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Voy a dejar de largar sobre las mismas chorradas de siempre. La misma gentuza estúpida a la que critico es la que ocupa muchos de mis pensamientos. Maldita estupidez, propia y ajena. Menos mal que la tengo a ella, y que siempre nos quedará el Guggenheim y San Mamés.

Por cierto, os dejo una foto de lo más artístico del interior del famoso museo (eso sí, el exterior es indiscutiblemente maravilloso, una pasada arquitectónica junto a la Ría de Bilbo).

martes, mayo 13, 2008

CACAS CROCANTIS

Este post va dedicado a un par de personas. Personas rectas, ya que saben sacar todo el partido posible a su recto. Personas que saben que los espejos de los cuartos de baño no fueron hechos para peinarse precisamente. Es por ello por lo que les aprecio enormemente, y me tomé con sumo interés el experimento que me propusieron.

Sí, Nueces de Macadamia. Un delicioso manjar con interesantes propiedades. Inicialmente, una bonita noche, cerca del lugar de nacimiento del anticristo, pude probarlas, pero no en la cantidad adecuada. Había que empezar poco a poco. No conviene precipitarse cuando se ansía experimentar algo importante. Así que las probé, me gustaron, y ahí quedó la cosa.
A la semana siguiente, huimos del populacho y de su etílica exaltación de la cruz. No podíamos soportar a tanto memo disfrutando de canciones de escaso valor musical y letrístico, alrededor de flores en homenaje al señor, acompañándolo todo de mucho alcohol, y mucho roceteo en su absurdo ritual de apareamiento. Así que, ya a salvo, y sin haberlo preparado, una bolsa de deliciosas MACADAMIAS apareció frente a mí, y comí. Y vaya si comí, joder, están muy buenas, y son adictivas. Además, estaba muy motivado de cara al experimento.
Así pues, tras una serie de catastróficos descojones, el cuerpo recibió su merecido descanso, y fue cocinando el verdadero fruto de la Macadamia.

El experimento fue satisfactorio. Os lo recomiendo a todos. Comed Nueces de Macadamia. Comed bastantes macadamias de una vez. Comed muchas, y obtendréis un estupendo MOJÓN CROCANTI. La caca está como rebozada en macadamia troceada. Es algo hermoso y divertido a la vez. Además, notas el tacto crocanti al salir del ojal. Es toda una experiencia. Muy recomendable.

Por último, quisiera agradecer a mis instructores en esta experiencia, ya que, gracias a ellos, estoy mucho más cerca de la plenitud y la perfección. Y sin necesidad de comer raíces.

SALUTEN

jueves, abril 17, 2008

Qué sonrisa tan rara

No viene a cuento en éste blog de mierda, ni muy a cuento en mi vida, ni nada. Es la letra de un grupo, que en épocas de mi vida ha sido de mis favoritos, y en otras épocas hasta casi me han dado coraje, pero algunas de sus canciones siempre me llegarán muy profundo, hasta la apestosa fosa séptica que es mi alma.

ABREME EL PECHO Y REGISTRA
(Extremoduro)
El cielo estaba rojo como una amapola
los ojos también rojos de no haber dormido,
la luna me ha dao el toque:
¡niño estoy muy sola!
me arrojo y me despierto al dar contra el bordillo.

Hoy me siento, al pensar, como una foto en la
pared
y no respiro pa no hacer ruido
y no cambio de postura
y si te paras a mirarme: castigo,
reviento y no quiero hablar.

Si todo me sale de color de rosa,
te prometo que esta noche tú no duermes sola,
si nada me sale, ¡vete a hacer puñetas!
y aún me debes mil rabietas.

Cada vez que me ves soy más guarro y más perro
y cada vez que te vas me muero un poco más,
cada vez que me ves me tiro en tu pensamiento
es que reniego del tiempo hasta el final.

Si todo me sale de color de rosa,
te prometo que esta noche tú no duermes sola,
si nada me sale, ¡vete a hacer puñetas!
y aún me debes mil rabietas.

Y no es nada
comparado con el doler
que le da a mi alma: tu mirada
y no poder evitar;
que hoy me vuelvo a sentir como una foto en la
pared
y no respiro pa no hacer ruido
y no cambio de postura
y si te paras a mirarme: castigo,
reviento y no quiero hablar.

Ni vertiendo polvo
en el cajón de los sueños
consigo ahuyentar las pesadillas
que pueblan mis borracheras,
largas noches de descontrol
y fuego perdido,
pequeñas y fieras alimañas
que devoran mi vida
hasta contaminarse".

martes, marzo 25, 2008

CADA DÍA APESTAS MÁS

Hermoso mojoncito mío, el fruto preferido de mis entrañas, mimado desde que apareciste por mi ojete, todo hermosura y ternura. Pero pasó lo de siempre, tu conmovedora apariencia, tu maravilloso olor y tu intelecto inigualable se convirtió en apestosa diarrea. Mi amado mojón ahora es una de éstas plastas, que cuando las pisas no hay cojones de limpiar la suela. Mi hez preferida ahora produce náuseas. Es el destino de todo ser, y todos acabaremos igual. Las prometedoras heces se convierten inexorablemente en los peores deshechos, y bañados en fluidos viscosos engrasan la maquinaria del enorme y sofisticado WC en el que vivimos.

ANDA Y QUE NOS CHINGUEN A TODOS.

sábado, marzo 08, 2008

Mierdas Cools

Diarrea, me encuentro con diarrea, diarrea física y mental de lo que a veces hay que aguantar... Sí, garitos de moda, con gente muy "cool", con sus gafas de pasta y sus rituales de cortejo. Parece ser que en éstos centros de apareamiento, el macho alfa es el que tiene el pelo más horrible, las gafas de pasta más grandes y horteras, y el que se ha gastado cientos de euros en comprarse la misma ropa que venden en el centro reto a 2 euros. Y mejor, no hablar de los emos (homos), las goticas (más conocidas internacionalmente como salchichones tenebrosos), etc etc...

No se trata de no respetarles, hay que respetar a todo el mundo, y por eso mismo me abstengo de defecar en sus boquitas de modernos cuando los veo, pero joder, a uno se le descompone el estómago cuando ve tanta fotocopia descerebrada, y encima te vienen hablando de modernidad, arte, cultura... ¡Pandilla de analfabetos!

Y como para colmo en los locales de moda te ponen wisky de garrafón, no puedo aguantar más, he de ir a CAGAR.