viernes, agosto 13, 2010

Formas entretenidas de pasar la tarde


Confieso que, inicialmente, sólo pretendía divertirme y amedrentar un ratito a algún semejante. Disfrutar de esa sensación de poder y supremacía macabra, como debieron sentirse los grandes asesinos de la historia. A pesar de todo, no pensaba llegar a mayores…

El collage de piel, órganos internos, huesos, sangre y fluidos varios sobre mi sala de estar me hizo preguntarme: “¿cómo cojones voy a limpiar todo esto?”. Además, odio limpiar. En tiempos pasados no me importaba, pero he llegado a la conclusión de que la limpieza de los cubículos de hormigón en los que nos hemos auto obligado a vivir no es más que otra de las herramientas de control de masas del sistema capitalista regentado por los poderosos del primer mundo. En todo caso, ahora mismo no hay otra que llenar el cubo de agua y coger la fregona.

Mientras limpio, reflexiono. La tarde ha sido mucho mejor de lo que, a priori, pensaba. Inicialmente, me centré en atar y asustar a la chica. Me encantó verla llorar, gritar y suplicar; pero cuando me animé a hacerle algunos cortes en las piernas, y ví la sangre brotar, perdí la cabeza y un deseo irresistible de dar la vuelta a su interior se apoderó de mí. Creo que me quedaré al menos con una mano de recuerdo…

NOTA MENTAL: La próxima víctima ha de ser un hombre. Si no, seguro que algún lerdo (o alguna lerda, que hoy en día si no se especifica continuamente el sexo del afectado, te consideran retrógrado) que haya “estudiado” periodismo o ciencias políticas lo podría calificar de violencia machista. Yo no mato por excitación ni sentimientos, yo mato por divertimento.