jueves, octubre 30, 2008

Videoclips

Vamos a cambiar un poco de tema... Hoy no me apetece transcribir los retortijones de mi cerebro... Sólo me apetece rokanró. Además, las dos canciones seleccionadas, sintetizan a la perfección todo lo que quiero decir en estos tiempos inciertos...

DEF CON DOS - Fin de siglo


MAMÁ LADILLA - Cosas Que Joden

miércoles, octubre 08, 2008

Fantasías...

A veces, en momentos de estrés, cierro los ojos y fantaseo con hermosas escenas que apaciguan mi apestosa alma.

Hoy, sin ir más lejos, en el curro, entre las ocurrencias de los jefes, las llamadas de los clientes y las chorradas de algunos compañeros, empezaba a sentirme agobiado. No problemo. He salido a la puerta, me he encendido un cigarro, y al cerrar los ojos mi cerebro empezó a crear una preciosista escena de acción. Un tsunami de mierda (diarreica) asolaba una localidad imaginaria, en la que residían todos los tocapelotas del mundo. Y yo, montado en un helicóptero (con un loro atronando FUCKING HOSTILE de Pantera), veía sus caras de asco y terror. Cómo vomitaban a la vez que se hundían en la mierda... Esas pequeñas cosas que le alegran a uno el día.

Otras veces es más fácil y basta ponerse el mp3 con alguna locura de Anal Cunt e imaginar cosas como la que viene a continuación, la cual ha colgado algún amable caballero en youtube.


miércoles, octubre 01, 2008

La hipotenusa al cuadrado...



Aquel remoto mes de Febrero quedó para siempre grabado en mi mente. Corría el año 1985 y, por diversos motivos, a cada cual más absurdo, tuve que pasar una temporada en casa de mi entrañable abuelita. La abuela Bernarda era la típica abuela española. Siempre vestida de negro, siempre atenta y cariñosa con sus nietos, una cocinera estupenda, y una malvada cotilla, siempre dispuesta a hundir moralmente a cualquier conocido del barrio que tuviese algún desliz.
El día 17 de Febrero de este año de obscena rima, en el que España contempló sorprendida al primer varón reconocido legalmente como mujer en el estado, volví tarde a casa de mi adorada abuela. Todo estaba a oscuras, mi abuela y mi hermano Goyo dormían, y yo llegaba a casa con una fumada que había provocado en mí la típica hambruna fumeta. Entré desesperado en la cocina y me puse hasta el culo. Mi abuela siempre tenía comida ya hecha, o bien en el frigorífico, o en platos tapados por un trapo, o por otro plato, o en envases para llevarle algo de papeo a la inútil de mi tía María Luisa. Así que me metí una servilleta en el cuello de la camiseta de Leño, y me puse a comer como un cerdo. Tras arrasar la cocina, estuve recogiendo un poco, y me extrañó ver en un hueco de la despensa en el que no me había fijado nunca una cantidad desproporcionada de colorantes, odorantes, edulcorantes, etc. Me pareció extraño, pero con el estómago lleno y la fumada que llevaba todavía, no tenía fuerzas ni ganas de pensar.

Unos días después, mientras escupía en la frente a mi hermano Goyo, noté que un ultra-nauseabundo olor salía de la cocina. Normalmente, nunca pasábamos las mañanas en casa. Entre semana estábamos en el instituto, y los fines de semana, festivos, y vacaciones, íbamos a la chabola que tenía mi tío el hippie en un pueblo naturista. Pero aquel día habíamos faltado a clases; fingimos estar muy afligidos por la muerte del poeta Salvador Espriu, y la pobre anciana que no se enteraba de nada, dijo que nos podíamos quedar en casa rezando.
Cuando el rostro de Goyito no admitía más babas, me asomé a la cocina. Aquel hedor no era normal. La puerta estaba cerrada, y había algo que impedía abrirla. Aterrado, pensé que le habría dado un ictus a la vieja y pateé la puerta. Fue un momento duro en mi vida. Sobre la mesa, en una postura imposible para una mujer tan mayor, se encontraba mi abuela, escuchando al gran Manolo Escobar, defecando toneladas y toneladas de mierda en la olla del cocido. Lloré, chillé, me meé encima... Me encontraba traumatizado, y la mujer rápidamente se tapó sus vergüenzas y se acercó para tranquilizarme. Me fumé cuatro porros, me bebí tres cervezas, y volví a la cocina. Necesitaba algún tipo de explicación.

Y vaya que si tenía explicación el escatológico asunto. Resulta que mi familia procede de una pequeña región al este de Francia, donde la coprofagia es un arte y casi una religión. Estuve estudiando sobre el tema y, sorprendentemente, había muchos personajes históricos destacados de aquella zona, y el índice de longevidad era elevadísimo. Mi abuela, como sabía que las nuevas generaciones no comprenderían esta saludable tradición, decidió aportar sus dotes de cocinera, y productos varios, para, no sólo camuflar el sabor a hez, sino para darle un sabor delicioso. Y empezamos a comer mierda de manera consciente. Poco a poco aprendí a camuflar menos el sabor, a saborear la auténtica mierda, y he de decir que mi vida empezó a mejorar drásticamente. Salud de hierro, saqué muy buenas notas tanto en el instituto como posteriormente en la carrera, y mi éxito profesional es indiscutible. Todo se lo debo a la mierda...y para colmo soy tan buen cliente de Pictolin que cada verano me regalan toallas de playa, palas, colchonetas...